lunes, 23 de agosto de 2010

Soy REM-MAN

Hace poco, leí en un periódico que en una región de China (que raro, todo pasa en alguna región de China, de todas formas, dudo que vaya mucha gente a comprobarlo) residían tres niños con cualidades sobrehumanas. Uno de ellos corría a supervelocidad, otro tenía una fuerza desmesurada para su edad y otro... bueno, en verdad el tercero lo único es que lloraba con un volumen desmesurado, según sus padres, el chico con sus gritos mataba gallinas, sin embargo se le olvidó mencionar como lo hacían: el niño gritaba, los pollos se asustaban en el corral y morían dándose leches por salir del recinto. Así cualquiera.
Pero más allá de garras de adamantium, picaduras de insectos radiactivos o calzoncillos por encima de los pantalones, encontramos a gente normal que sin saberlo tiene cualidades fuera de lo normal y me he dado cuenta de que tengo poderes místicos y misteriosos.
Soy REM-MAN, el superhéroe del sueño. Por mi sangre corre zumo de la manzana que durmió a Blancanieves. Mientras otros viven, yo duermo. Mientras duermen, yo hiberno. Cuando se despiertan, les digo que se acuesten.
No hay superficie ni lugar que se me resista. Asientos de autobús, sillones, sofás, camas, colchones de prueba de centros comerciales, bancos de parques, jardines, sillas, tumbonas, hamacas, playas... no creo que haya existido un lugar en el que no haya descansado los ojos. Soy una especie de control de calidad para los sofás de las casas de mis amigos.
Durmiendo soy un tipo duro. Yo maté al Ratoncito Pérez cuando intento meterse debajo de mi almohada y giré la cabeza, el Hada de los Dientes tuvo mejor suerte y sólo tuvieron que amputarle un ala. Yo fui el que dejé al Hombre del Saco sin saco para hacerme una funda de almohada. Soy tan duro que la madre del Coco le dice a su hijo que como no se duerma va a ir el Paco a visitarlo por la noche.
La perfección en el uso de mis superpoderes llega a cotas propias de dios del sueño, soy capaz de dormirme en el bus y despertarme en mi parada. Hacedlo vosotros. Cuando mi cuerpo se adapta al contorno de cualquier relieve... no hay marcha atrás.
Sin embargo, mis poderes no se estancan en el mero aprovechamiento propio. Tras atacar con un abundante bombardeo de bostezos soy capaz de dormir a quien yo quiera, e incluso, mi técnica puede prescindir de esta ofensiva preliminar. Al estar reforzado por un material mullido y confortable, mi cuerpo es una máquina perfecta de letargos.
Dicen que "a quien madruga, Dios le ayuda". Mentira. Si yo fuera Dios no me despertaría temprano para ayudar a un simple humano, además, cuando yo duermo, Dios ha estado echando una mano a toda la gente de las antípodas. Así que voy a hacerle un favor y no voy a darle la tabarra tan temprano, que el pobre hombre tiene que estar cansado. Le estoy haciendo un favor a un dios, ¿a ver quién puede hacer eso?
Si es que para eso hasta la naturaleza nos lo dice, mirad al león, el rey de la fauna por antonomasia y descansa 22 horas al día. Joder. Así se hacen las cosas. Y nosotros, pequeños engendros en medio de este universo, ¿vamos a ir en contra la naturaleza, la más sabia de las fuerzas?
Dormid hermanos, dormid, que si se os aparece el Coco, decidle que me conocéis.

2 comentarios:

Álvaro López dijo...

Me ha encantado tío. La entrada está genial, muy ingeniosa. :) Qué lástima que no comente la gente en tu maravilloso blog.

quien sabe dijo...

yo no es que no comente,es que mi ingenio se avergüenza de apocado al lado de mi maestro **

me gusta tu humor mordaz,me hipnotiza,pero hay veces que despierto con el coco frente a mi casa y no se asusta cuando le digo que te conozco.Aunque...quiza un periodista tan bueno y valiente se atreveria a tirar del hilo de los viajes de la mancomunidad a Chile gastando 40.000 euros y ,como guinda,llevandose como asesor de cierto ayuntamiento al marido (prejubilado) de cierta alcaldesa....

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