lunes, 9 de febrero de 2009

Odisea en mi piso 2009. Mi W.C.

Hola queridos discípulos y discípulas, bienvenidos de nuevo a mi humilde morada, pero esta vez me dedicaré aquello que me rodea, es decir, mi hábitat. Comienza “Odisea en mi piso 2009”.

Dicen que la soledad de un hombre se mide por la cantidad de cartones de papel higiénico que se amontonan por todo el wc, por ello, empezaré hablando de cuartos de baño, especialmente del mío.

Mi cuarto de baño es carismático a la par que acogedor, es decir, es pequeño; tan pequeño que no había espacio para poner el toallero al lado del lavabo y lo tuvieron que situar justo encima del inodoro. Empezamos bien. De hecho, en mi piso, seguimos manteniendo la leyenda urbana de que mi cuarto de baño, en sus orígenes, era un armario. Tiene el espacio justo para albergar una bañera, un inodoro y un lavabo.

Sin embargo, voy a prestar especial atención al inodoro, también conocido como váter. Mi váter no es como el del resto de los mortales, no está sujeto al suelo por ningún medio, lo único que le une a la solería es la gravedad, es decir, puedes modificar las vistas que prefieras observar mientras estas sentado atendiendo la llamada interna de la naturaleza. Hoy con vistas a la bañera y mañana mirando el goteo del lavabo. Muy inspirador. Este detalle del inodoro levitante tiene especial utilidad en los momentos en los que la puntería desde un estado bípedo no destaca por su precisión (despertares, resacas…). Lo justo que se te desvíe el chorrito un poco para que le des una patadita a la taza y vuelve a estar todo en condiciones. Pero precaución, estamos hablando de un cuarto de baño – armario, donde leer el periódico sentado en el váter se complica debido a que se te moja el papel con el agua del lavabo; conociendo dicho dato, debemos tomar la precaución de echar el postigo, ya que una apertura desprevenida de la puerta puede provocar un golpe en la frente del sujeto que esté sentado, que rebotará, de la inercia, con la nuca en el toallero a sus espaldas, volviendo a golpearse, a continuación, con el lavabo en la frente; y si la suerte no te acompaña, acabarás con el inodoro pegado al trasero, inconsciente en el suelo y con tus compañeros de piso intentando abrir la puerta, que no se podrá abrir ya que tu cadáver bloqueará el acceso. A esto lo califico de trampa mortal como mínimo.

Otro elemento que destaca en mi w.c. es el bautizado “libro de váter” (no es ningún manual de cómo usar un inodoro). Tras años de experiencia en esto de obedecer a nuestro ciclo intestinal y tras haberme leído todos ingredientes de los productos que anduvieran por las cercanías, me percaté de que mi índice lector estaba disminuyendo potencialmente a la par que mi imaginación, fruto de mi aburrimiento, aumentaba de forma exponencial, con historias como “Don Colgate de la Mancha” o películas como “Signales” (donde Mel Gibson es abducido por unos tubos extraterrestres de pasta dentrífica). Por todo ello, decidí dejar un libro apoyado en el cacharrito ese que sirve para meter los rollos de papel higiénico y que nadie usa hasta que hay visitas en casa. Señores, la mejor idea que he tenido en mi vida.

Pero si nos paramos a pensar detenidamente en la apariencia de mi baño, lo que da glamour al momento son unas cortinas rosas que protegen a la bañera. Imaginad la escena, terminas de ducharte, intentas salir de la ducha, te escurres, te agarras a las cortinas, se te caen encima, te peleas con ellas, consigues sacar un pie de la ducha, pero lo metes en el váter, intentas sacarlo, te partes la cadera con el lavabo, tus compañeros abren la puerta y te encuentras ante la mirada expectante de tus compañeros de piso, desnudo, con un turbante rosa en la cabeza, un váter en el suelo, un moratón considerable que no te deja andar erguido… vamos, esto es lo que yo llamo una salida del “armario” por la puerta grande... que es lo único que tiene grande mi cuarto de baño.




Continuará…

1 comentario:

quien sabe dijo...

Sigue pronto,por Dios!,que me he quedado a medias con ganas de partirme el culo aunque sea con un golpe en tu vater.Nunca tuve un maestro mas divertido que tu,y echo de menos aquellas "zonas comentarios" donde descubri que tu agudeza es insuperable.
Imagino la estampa con las cortinas rosas encima,a modo de toga mal puesta y me doy la vuelta si añado la nota de que sean de encaje...
(procurare nunca poner cortinas rosas en el baño)

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